En la
entrega anterior expliqué a grandes rasgos el funcionamiento de Blockchain y la
economía alrededor de la minería de criptomonedas. Como indiqué el incentivo
financiero es alto, pero también la complejidad matemática de las operaciones.
La demanda
por capacidad de cómputo es tan alta que existen
centros de cómputo enteros dedicados a la criptominería. En este caso es
mejor utilizar procesadores especializados y no los procesadores genéricos que
se encuentran en un procesador personal. Por ejemplo, un procesador I7 de Intel
es extremadamente rápido, pero está diseñado para efectuar múltiples tareas
muchas disímiles entre si. Un usuario puede simplemente ver videos, otro crear
tablas de Excel y la mayoría de empresas usarlo para aplicaciones de oficina. Este
uso genérico no lo hace la mejor opción para el procesamiento matemático de
alta intensidad de Blockchain.
Existen mejores
procesadores para uso intensivo de operaciones matemáticas, y son los
procesadores gráficos de empresas como NVIDIA y AMD. Durante muchos años estas
empresas han servido un nicho que compra con ansia estos procesadores. Este
nicho está conformado principalmente por los usuarios de video juegos, las
empresas de la industria de vídeos y cine y en menor grado universidades y otros
centros de investigación.
La llegada
de la criptominería cambió esta economía y al mismo tiempo ha generado un boom
en estas empresas que gozan de altas ventas en sus productos de alta gama.
Por
ejemplo, en el 2017 AMD sorprendió a los analistas financieros de Wall Street
con sus crecimiento en ventas de sus procesadores gráficos (conocidos como
GPU). Mientras que el mercado accionario de Estados Unidos subió un 14% entre
2016 y 2017 (cifra nada despreciable), la
acción de AMD subió más del doble durante el mismo periodo.
NVIDIA,
líder en este segmento, no se ha quedado atrás y sus ventas durante el 2017 también
estuvieron disparadas. De hecho, los distribuidores y ventas mayoristas de
partes de cómputo no tienen disponibilidad de tarjetas gráficas. El mercado está
sobrevendido y los precios disparados.
Esta época
de vacas gordas no durará por siempre y ya hay
analistas que prevén un caída en el valor de las acciones de AMD y NVIDIA.
Mientras tanto esta bonanza ha causado resentimiento en los clientes
tradicionales de tarjetas de vídeo por el inesperado costo de su producto
principal.
La
situación para estas empresas es paradójica, por un lado sus ventas no paran,
pero al mismo tiempo su dependencia de criptominería está en aumento. Como todo
buen gerente debe saber, las finanzas sanas no son sinónimo de un mercado
volátil que esté al vaivén de las fiebres de clientes que desconoces.
Aunque aún
es posible que un pequeño usuario entre a competir en esta minería digital, la
barrera de entrada es alta. No solamente está el valor del equipo de cómputo; una
tarjeta NVIDIA de alta gama está por encima de los u$1000. Pero el mayor rubro
es el costo de la energía. Estos equipos consumen mucha energía y como no
siempre la criptominería dará réditos, el operador deberá aumentar su capacidad
de cómputo para generar mas bloques que sean aceptados.
Entonces, ¿Qué
alternativas existen para bajar los costos? Uno es realizar las operaciones de
cómputo en países o regiones donde el costo de la electricidad sea bajo. Otra opción
es utilizar capacidad de cómputo disponible y “gratis”. Y es en este escenario
que entran los hackers.
Los
participantes de la economía de malware tienen una larga experiencia en
distribución de software no autorizado que contamina computadores de usuarios
inocentes e instalar un programa de criptominería que realice operaciones matemáticas
no autorizadas es una tarea simple.